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Ciudad de México. – Un hombre confeso haber cometido canibalismo, al matar a su amigo para después cocinarlo y comérselo, los hechos ocurrieron en Tabasco.
asfixiarlo, pero no moría, hasta que le dije ni modos ya te llegó tu hora y solo recuerdo su gesto de terror desorbitado por el evento que estaba por comenzar.”
“Le quebré las piernas para que no pudiera correr y le puse un trapo en su boca pero como este no dejaba de moverse, lo amarré como atan a los animales en el pueblo patas pa’ rriba quedando su tórax a merced mía , allí le dije ahora si ni la policía te salvara, poco a poco comencé a desmembrar su cuerpo y con el paso de los minutos su sangre llamaba fuertemente mi atención, el aún estaba vivo pero en shock pues el dolor y la escena lo tenían al borde de la muerte, misma que no le llegaba y lo ayudé con un tabique en su cabeza solo así se murió, mi instinto asesino no tenía límites y al verlo colgado lo use como costal de Box y hasta que no molí a golpes su cuerpo, reaccioné de mi propósito”.
“Allí lo tuve un día completo ya muerto hasta que su sangre me llamaba y decidí al día siguiente bajarlo y comenzar a cortar su carne en trocitos, como un animal y sin piedad continúe y no pare hasta tenerlo como rompecabezas , sabia tan rica su carne que continúe comiendo más y no paré hasta probar los riñones y freír sus costillas, esto era la culminación de mi maldad y odio a los seres humanos y más a los hombres pues uno de ellos desgració mi vida y ahora yo la acababa para siempre, el sabor de la carne humana era rico así como de borrego y de un aroma dulce era totalmente de mi agrado lo puedo jurar.” Así fue como lo narro el llamado Caníbal de Tabasco
Unos Meses después, la policía logro capturarlo y fue consignado al penal federal de Tabasco; donde los demás recluidos, le tenían miedo nadie se le acercaba y mucho menos querían compartir celda y dormitorio con él.
Un día en su desesperación por la carne humana logró cortarse parte de su oreja ante la vista de los presos y devorarla con desesperación, esto provocó tal alboroto, tanto fue que lo cambiaron de reclusorio hasta que a la edad de 34 años falleció de (VIH).